Destino.

Algunos hechos que vivimos en nuestra cotidianidad o sucesos que tuvieron lugar antes de nuestra existencia, pero influyeron en ella, nos pueden llevar a preguntarnos si toda nuestra vida ya ha sido escrita. Cuando pienso en la posible existencia de un destino ya escrito e inalterable, entro en una controversia, la cual muchos conocidos y amigos también han tenido. La controversia nace en que si todo ya está escrito, entonces seríamos como los personajes de una novela en la que ya está establecido su comienzo y final, y que no importa lo que el lector desee, porque ya todo escrito está.

Yo me niego a creer que cada gesto y cada acción importante de mi vida ya está escrita junto con sus resultados. Hoy día me inclino inequívocamente a la creencia de que soy el constructor de mi futuro y que la libertad que tengo es totalmente real (ignorando factores económicos y políticos que puedan perjudicar). Desde mi opinión lo que sí existe son, por decirlo de algún modo, puertas, cada puerta es una decisión que nos conduce a distintos lugares. Abrir esas puertas es responsabilidad de cada individuo y cada lugar de llegada es solo causal (desde mi perspectiva).

Desde lo que yo creo, las oportunidades de éxito o fracaso de nuestras vidas pasan frente a nosotros (con frecuencias mayores, pocas o ninguna, dependiendo de las condiciones del lugar en el que se encuentren las personas) y somos los responsables de tomar o desechar.

Sobre la existencia de un destino ya escrito, o su inexistencia, cada quien posee una opinión personal y válida, el destino es uno de esos temas sobre los que no se sabe cuál es la verdad absoluta, y sobre el que no se debe pensar durante nuestro día a día, porque nos puede llevar a no seguir con el suficiente esfuerzo las metas planteadas, o también puede conducir al derrotismo luego de algunos fracasos en nuestra lucha por el éxito.